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¿Qué nos produce terror?

Las películas de Terror pueden involucrar un sinnúmero de temas: seres del espacio exterior, monstruos fantásticos o creados por la ciencia, personajes con trastornos mentales, etc.

Fotograma: Rosemary's Baby, 1968.

Hay historias que dejan al público sumergido en el misterio, preguntándose si lo que está mirando tiene una explicación racional o se trata de un suceso sobrenatural. The Shining (1980), por ejemplo, nos sumerge en un horrendo viaje hacia la locura empujado por delirios escalofriantes y una presencia maligna.

Fotograma: The Shining, 1980.

Pero más allá de estas historias sorprendentes que nos ponen los pelos de punta, existe un lenguaje que se ha ido desarrollando y repitiendo a través de la historia del cine para generar estas sensaciones.

Fotograma: The Exorcist, 1973.

Este género utiliza una gran variedad de recursos para ponernos en alerta, sorprendernos y acelerar nuestro ritmo cardíaco. ¿Has notado que el sonido desaparece, o que hay una música que produce tensión cuando el protagonista está en peligro? Hay muchos otros recursos que actúan sobre nuestra mente para estremecernos. La penumbra y el alto contraste se han convertido en un reconocido sello para las películas de terror. Su función principal es mantener zonas de oscuridad en la pantalla ocultando información, algo muy importante para mantener la atmósfera de misterio.

Fotograma: Halloween, 2018.

La dirección de la luz también juega un papel. La iluminación desde abajo es una técnica que se ha usado por mucho tiempo. Este tipo de luz es antinatural, las sombras crecen, se distorsionan los objetos e incluso los rasgos faciales. Así, nuestro cerebro reconoce una atmósfera extraña y sin saber por qué, empezamos a experimentar ansiedad, miedo, confusión...

Fotograma: Nosferatu, a symphony of horror, 1922

Un ícono del cine de terror es El Gabinete del Dr. Caligari (1920). Un precursor del expresionismo alemán donde las escenografías e iluminación deforman la perspectiva, obligándonos a ajustar nuestro ojo y nuestra mente para percibir la ambigüedad que caracteriza esta torcida historia.

Fotograma: El Gabinete del Dr. Caligari, 1920.

Si te gusta el cine de terror, no puedes dejar de ver Night of the Living Dead (1968). Es una película desesperante en la que te sentirás atrapado y rodeado por una amenaza constante gracias a la gran cantidad de sombras en pantalla.

Fotograma: Night of the Living Dead, 1968.

En The Fly (1986), lo grotesco también resulta terrorífico. Una película ingeniosa, romántica, dramática que no deja de ser espeluznante. El maquillaje, que ganó un premio Óscar, logra graficar cómo una gran idea puede transformarse en algo horrendo.

Fotograma: The Fly, 1986.

Ringu (1998). Una película absolutamente petrificante. Lleva a otro extremo las historias de terror. Generalmente luego de una película de miedo puedes convencerte a ti mismo de que estás a salvo, pues las cosas solamente suceden en la pantalla. Tras ver esta película esa tarea te resultará mucho más difícil. Esta versión japonesa de la película te lleva a vivir una pesadilla con imágenes que trascienden la pantalla.

Fotograma: Ringu,1998.

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